Los hongos del suelo juegan un papel clave
en los procesos de descomposición que mineralizan y reciclan nutrientes de
plantas. En el suelo, los hongos interactúan con una compleja comunidad
microbiana que incluye: bacterias, actinomicetos y pequeños invertebrados. Los
hongos son una parte importante de la cadena alimenticia en el suelo,
principalmente para la mesofauna que habita en el suelo .
Para poder obtener una evaluación confiable
de la diversidad de los hongos del suelo, existen dos condiciones básicas. Las
investigaciones deben ser diseñadas en forma de estudios a largo plazo donde
intervengan especialistas en taxonomía y micología, junto con una metodología
precisa. Cuando un estudio de largo plazo involucra varios especialistas no
resulta viable, debido al tiempo y la limitación de los recursos.
Las metodologías para aislar y cultivar
hongos de ecosistemas complejos, tales como suelos que muestran limitaciones
inherentes debido a la naturaleza de las especies y la inhabilidad de los
medios de cultivo para copiar con exactitud los hábitats del suelo. Incluso el
análisis de abundancia relativa de especies cultivables recuperadas del suelo,
puede no ser representativo de la dinámica de las comunidades del suelo, debido
a que los medios de cultivo imponen nuevas condiciones selectivas y pueden
introducir un sesgo en los análisis. Una medida confiable de las comunidades de
hongos en el suelo sin prejuicios requiere del seguimiento de un laborioso
programa de aislamientos sistemáticos, con diferentes medios de cultivos y
estrategias de aislamiento, que cubran las diferentes idiosincrasias de la diversidad
taxonómica y grupos fisiológicos de hongos presentes en los ecosistemas del
suelo. No obstante, afirmaciones genéricas de que únicamente el 1% de los “microorganismos”
del suelo son cultivables aumentan la dificultad y no tienen en cuenta la
inmensa diversidad biológica que realmente representan dichos microorganismos.
Otras metodologías que han sido
desarrolladas se enfocan en el análisis de la actividad de los hongos y su
papel en los procesos biogeoquímicos que ocurren en el suelo. Con estos fines,
se han aplicado métodos que dependen del análisis de la biomasa microbiana del
suelo, respiración del suelo, reciclaje de nitrógeno y contenido de ácidos grasos
del hongo o de observaciones directas del crecimiento del micelio en partículas
de suelo.
Evaluación de los hongos del suelo:
procedimientos basados en cultivos.
Todos los métodos propuestos dependen de
muestras del suelo y no contemplan el uso de raíces para aislar hongos del
suelo, debido a que la microbiota de la rizósfera es altamente influenciada por
las especies de plantas.
Oomycota: uso de cebos para el aislamiento
de Pythium y Phytophthora
Para poder recuperar del suelo los
oomicetes es aconsejable el uso de plantas susceptibles o tejidos vegetales.
Especies de Pythium y Phytophthora pueden causar serios daños a plantas
cultivadas. Alícuotas de 2 g de suelo se traspasan a cajas Petri que contienen
agua estéril destilada. Se añaden granos de sorgo como cebo y se incuban por
cinco días; después se comprueba la presencia de micelio en el cebo. Este
procedimiento deberá continuarse durante varias semanas.
El micelio del hongo
formado en el sustrato deberá traspasarse a charolas con el medio MP5 (en el caso
de Saprolegniaceae) y agar con harina de maíz (AHM), agar dextrosa y papa (ADP)
o agar de papa y zanahoria (en el caso de Pythiaceae) (véase Apéndice 8.1 para
la composición del medio). Después de incubar durante tres a cinco días, las
porciones de agar que contengan micelio serán transferidas a placas con agua
estéril destilada y con dos mitades de semillas de sorgo. Al final de dicho
procedimiento se deberá observar que se obtiene únicamente un aislamiento para
cada placa.
El aislamiento de hongos zoospóricos (Oomycetes, Chytridiomycetes)
de muestras ambientales aparece en la ilustración 6, en la sección de color de
este manual. La ilustración A) representa una muestra de suelo con cebo; la B)
una muestra de agua con cebo; la C) muestra un cultivo puro en el cebo y en la
D) se observa el esporangio de Phytophthora, mientras que el oogonio y
anteridio de Pythium se ilustran en E)”; finalmente, en la última ilustración
F), se observa la liberación de zoosporas de Pythium.
Otra técnica con sustrato susceptible
utiliza muestras de suelo húmedo de 0.5g colocadas en tubos de ensayo de vidrio
esterilizado con 3 ml de agua estéril. Se esterilizan en autoclave fragmentos
de hojas de zacate y se añaden a los tubos como tejidos para recuperar el
Pythium spp. Las muestras son incubadas durante tres a cinco días a 25°C en la
oscuridad. Los tejidos infectados deben transferirse en agua estéril con el
antibiótico cloranfenicol durante unas horas. El micelio en crecimiento se
verifica directamente mediante montajes con agua en un microscopio o se
transfiere del cebo al medio de aislamiento (AHM) que contiene cloranfenicol
(50 mgL-¹) y benomil (10 mg L-¹). Pueden llevarse a cabo ensayos cuantitativos
utilizando la frecuencia de la colonización relativa de los tejidos del cebo
entre las réplicas de cada muestra de suelo. Las hojas de zacate como cebo
pueden ser sustituidas por pedazos de frutas o verduras como pepino, tomate o
papa.
Método de partículas de suelo
Una suspensión de 10 g de muestra de suelo
y agua de la llave es agitada, después decantada usando un tamiz de 0.5 mm. El
suelo retenido se re suspende y se pasa varias veces por el tamiz. Las
partículas de suelo retenidas se secan con papel absorbente estéril y se
transfieren a una caja Petri de 15 cm de diámetro que contenga un medio de agar
con agua acidificada (al 2%) con 250 mg L-¹ de cloranfenicol. Después de un
periodo de incubación de 24 a 48 horas, a 25°C, se verifica el crecimiento
típico de Rhizoctonia; se evalúa la frecuencia de la colonización en las partículas
del suelo y el micelio se transfiere a ADP para su eventual caracterización.
Ascomycota: técnica de lavado del suelo y
filtración de partículas
Éste es el mayor grupo de hongos del suelo
que incluye especies saprófitas, entomopatógenas, fitopatógenas y sus
antagonistas. Todas estas especies exhiben una fase saprotrófica en el suelo y
pueden ser aisladas utilizando una metodología con placas de suelo. La técnica
de lavado de suelo es un método adecuado para el aislamiento de estas especies.
Técnica de lavado
Una muestra de 10 g de suelo mineral se
agita con 200 ml de agua destilada en una centrífuga a 180 rpm durante 10
minutos. Después de la sedimentación de las partículas del suelo durante 2
minutos, el sobrenadante se desecha y se repite el procedimiento dos veces. Las
partículas de suelo prelavadas son filtradas, utilizando un juego de tamices de
1.0 mm, 0.7 mm, 0.5 mm y 0.21 mm usando agua destilada (alrededor de 2 litros)
por 2 minutos. Los coloidales de suelo y granos de arena son removidos del último
tamiz, secados con papel absorbente esterilizado y transferidos (7 partículas
por placa) a 5 cajas Petri (90 mm) que contienen el medio de aislamiento AHM
(30 g L-¹), más estreptomicina plus (50 mg L-¹) para la inhibición de bacterias
y ciclosporina (10 mg L-¹) o rosa de Bengala (70 mg L-¹), para la inhibición de
hongos de rápido crecimiento. La frecuencia de colonización de partículas de
suelo para cada especie de hongos es utilizada en ensayos cuantitativos. Cuando
se emplea ciclosporina se logra una supresión casi completa de zygomycetes
saprotróficos. Por lo tanto, cuando se trata de estudiar este último grupo de
hongos, se debe evitar el uso de ciclosporina.
Actualmente se conocen 6,000 especies de
hongos, de los cuales 2,000 son micromicetos y 4,000 macromisetos. Se estima
que la biodiversidad fúngica mexicana es de más de 100,000 especies, y tan sólo
se ha estudiado alrededor del 6%. A la fecha se conocen 205 especies de hongos
comestibles de los cuales 112 son objeto de venta en los mercados
populares de México, particularmente en
la región central del país. El total de especies comestibles presentes en
México representa poco más de 10% de las 2,000 estimadas a nivel mundial,
alrededor del 46% presentan una
asociación con las raíces de las plantas, llamadas micorrizas de las cuales hablaremos más adelante.
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